En todos los barrios de España, cientos de chicos y chicas comienzan, desde muy pequeños a practicar diferentes deportes con los que complementar sus horarios lectivos. La mayoría lo hacen como pasatiempo y salud, otros avanzan y mantienen ese ‘hobbie’ durante toda la vida y unos pocos elegidos progresan hasta llegar a ser profesional.
En este punto es en el que se encuentra Daniel Gutiérrez, un joven quinteño de tan solo trece años que desde los tres comenzó a practicar un deporte poco común, las motos. La pasión por las motos la comenzó con tan solo tres añitos cuando en el Parque de los Pinos, se lanzaba por sus cuestas con su pequeña ‘motito’ de plástico. Su padre, ya había hecho sus pinitos en esto del motociclismo y por eso, a su hermano, le había comprado una minimoto que nunca terminó de coger. Fue Daniel, el que con poco más de tres años se lanzó a cogerla, tanto fue así que su padre tuvo que ponerle unas rueditas.
El caso de Daniel, según cuenta su padre, es un caso poco común ya que “entró tarde” a la escuela de motos, con nueve años, cuando lo habitual es empezar desde los cinco o seis. Daniel empezó a destacar, hasta encontrarse hoy a pocos pasos de la élite. Corrió el campeonato de Andalucía de pilotos de 110cc hace 2 años, el año pasado corrió el campeonato de España de Moto 5, que es un campeonato OPEN mundial y quedó entre los 10 primeros, segundo español.
El próximo año
Este año ha fichado por un equipo y ya va a subir a Promo3, una categoría que solo está a 3 pasos del Mundial de Motociclismo, la máxima categoría, de hecho, va a ser el más joven de la categoría. En esta categoría, por poner una referencia las velocidades que se llegan a coger en recta son de 230 km/h, reduciendo en curva hasta los 80km/h, según el propio Daniel y su padre, este año van en mejores condiciones que el pasado en cuanto a la moto, “el año pasado en recta me pasaban porque mi moto era antigua y no era tan potente, pero en las curvas yo los pasaba”, comentaba Daniel.
Competirá en circuitos del Mundial de Moto GP como Cataluña, Cheste (Valencia) o Jerez, escuela a la que pertenece, tanto él como su padre lo tienen claro “el objetivo es ganar” y es que el pasado año acabó ganando las últimas carreras de la temporada. Pese a esto, tanto él como su padre y el equipo tienen claro que “no hay presión, que la presión es la que él se quiera poner y el objetivo es ayudarlo a mejorar”.
Necesidad de patrocinadores
No obstante, su padre José Luis hace mucho hincapié en la necesidad de patrocinadores para afrontar el campeonato con garantías: “Buscamos a todo el que pueda aportar algo, dinero, sobre todo, porque es lo que más difícil es de afrontar, lo que cuestan las carreras, la estancia el fin de semana y los viajes, que el año pasado íbamos en coche, pero este nos estamos planteando el avión porque hay que ir a Barcelona y si la carrera termina a las 5 de la tarde no llega para estar el lunes en el colegio. La temporada nos cuesta alrededor de 50.000€ ha estimado el equipo, que son 6 carreras”.
Tanto Daniel como su padre dejan claro ante todo que, “en cuanto a lo que nosotros pedimos por patrocinio es lo que cada uno pueda aportar. Hay un patrocinador principal y los de más ya se van ajustando. Incluso si, por ejemplo, un taller nos puede proporcionar los neumáticos o piezas para la moto durante el fin de semana pues también es una ayuda”.
Los neumáticos, destacan, “son fundamentales porque corren como en el mundial”, el jueves por la mañana Daniel tiene que estar en el circuito y están 3 días allí entrenando más la carrera. Según la economía de los pilotos se van cambiando o dosificando. Como comenta Daniel “hay gente que tiene que hacer todo con los mismos neumáticos, pero, obviamente no es lo ideal, no tienen las mismas posibilidades”. En estas categorías el dinero sale de los equipos, en material y de los propios pilotos, la clave de fichar por un equipo u otro se mide por las facilidades y material que proporcionen a los pilotos: más neumáticos, mejores piezas para la moto, más mecánicos…
De hecho, el salto que dio Daniel el año pasado, es en el que se quedan muchos pilotos por falta de inversión. “Tienen que ser niños que despunten mucho e inviertan en ellos, estamos hablando de mucho dinero, la moto con la que va a correr él este año, por ejemplo, vale 15.000. Eso solo la moto, a eso hay que sumar desplazamientos y lugares donde dormir, son muchos, Barcelona, Jerez, Navarra, Valencia…” Comenta José Luis, cuya máxima preocupación es que Daniel afronte la temporada con las máximas garantías posibles a nivel de equipamiento y teniendo claro que el llegar o no a la élite no es un problema ni una presión, pero “yo no me quiero quedar con la cosa de que pudo ir mejor”.
Estudios
Y es que compaginar la vida de deportista profesional con la de un estudiante puede ser muy complicado, pero es obligatorio, su padre lo tiene muy claro: “Eso se lo tengo dicho, es condición inviolable, además en el equipo le piden las notas, sino va bien le sancionan. La Federación, a final de temporada les pide las notas a los pilotos, si sacas sobresaliente te suman un punto y si suspendes te restan”.
En los viajes es la oportunidad que Daniel tiene para estudiar porque “en el circuito es imposible” y esto es porque el motociclismo las relaciones entre pilotos son “muy buenas de amistad”. Como cualquier niño Daniel tiene ídolos y pilotos en los que se fija “Marc Márquez, Aaron Canet, Raúl Fernández, con el que he coincidido entrenando”. También los propios pilotos del Mundial de Moto GP tienen relación y comparten pistas con los chicos que sueñan con estar algún día en su lugar.