Montequinto, sede de entrenamiento de un equipo ‘mágico’

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El quidditch es un deporte que demuestra que, en ocasiones, la ficción traspasa la pantalla y se convierte en realidad. Este juego es bien conocido entre los fans de la saga de Harry Potter, pues en su primera película, Harry Potter y la piedra filosofal, los alumnos del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería compiten en un extraño deporte subidos en escobas. A los espectadores les llamó mucho la atención el quidditch. Tanto fue así que en el año 2005 pasó a jugarse en la vida real, impulsado por dos alumnos de la Universidad de Middlebury en Vermont, Estados Unidos.

Así se juega al quidditch

Como en el resto de las disciplinas, el quidditch cuenta con un reglamento propio con una serie de normas a cumplir. Este es un deporte inclusivo, que aboga por la igualdad de género. Es por ello por lo que los equipos deben tener hasta un máximo de cuatro  jugadores del mismo sexo en el campo, es decir, es un deporte mixto.

El partido lo gana el conjunto que consiga más puntos colando la quaffle – una especie de pelota de vóley -, en los aros contrarios (hay hasta tres colocados a diferentes alturas). Pero esta no es la única pelota necesaria para jugar al quidditch. La snitch tiene un menor tamaño, como el de una pelota de tenis, y se encuentra atada por una media o calcetín a un jugador neutral que no es de ninguno de los dos equipos y que también es llamado snitch. En el momento en el que un equipo logra capturarla, se acaba el juego y se dan 30 puntos a dicho equipo, ganando el que más puntos tenga hasta entonces. Por último, hay dos bludger, unos balones más pesados que los anteriores que se utilizan para golpear a los oponentes. En el momento en el que un jugador es noqueado por una bludger, debe soltar la pelota que tenga en ese momento (si es que la tiene) y tocar alguno de sus aros para volver a reincorporarse al juego.

Sobre el campo, cada equipo debe jugar con un guardián (que ejerce de portero), dos golpeadores (que lanzan las bludgers a los contrarios), tres cazadores (cuya función es introducir la quaffle en los aros contrarios) y un buscador (que tiene que coger la snitch). El encuentro lo inician seis jugadores de cada uno de los dos equipos que se enfrentan. El séptimo jugador entra en acción en el minuto 18, justo después de que se ingrese la snitch en el campo. Anteriormente, se juega con la quaffle, que proporciona 10 puntos si se cuela en los aros del equipo rival.

Por último, cabe destacar que los jugadores juegan en todo momento con un palo entre las piernas, que simula la escoba del quidditch original de Harry Potter.

Sevilla Warriors

Desde que este deporte se hiciera realidad en 2005 en el continente americano, se ha ido expandiendo su práctica en todo el mundo, teniendo una gran acogida especialmente en los fans de la saga de Harry Potter. Sevilla no iba a ser menos, y es que la capital andaluza cuenta con un equipo de quidditch, Sevilla Warriors, con su sede de entrenamiento en Montequinto, en concreto en el Colegio Calasancio Hispalense (Los Escolapios).

El equipo sevillano se fundó en 2015, sin alcanzar grandes logros ni tener buen rendimiento hasta después de la pandemia, tal y como indica Anabel, jugadora y miembro del cuerpo técnico. A pesar de ello, este año ha sido su año. “De la temporada pasada a esta se empezó a trabajar con seriedad, con asiduidad, con un proyecto y unos objetivos deportivos claros. El compromiso de la gente ha sido mayor”.

Su mejor temporada

Anabel cuenta cómo se ha ido desarrollando la temporada, donde el club fue de menos a más. “Empezamos ganando la Copa Sur y eso nos posicionó en la Copa España”. En la competición nacional, Sevilla Warriors consiguió un meritorio cuarto puesto, que sirvió para dar acceso al conjunto sevillano a EQC2, el Campeonato de Europa de División 2.

Antes de disputar el EQC2, estuvieron presentes en el torneo amistoso Jocs Taronja en Valencia, quedando en primera posición. “Este torneo fue un cambio de actitud para nosotros, porque habíamos ganado a equipos que no les habíamos ganado en la Copa España. Habíamos evolucionado y mejorado en poco tiempo”, expresa Anabel, que además comenta que a partir de entonces empezaron a creer que había serias posibilidades de llevarse la competición europea.

Tras llevarse la alegría de ganar en tierras valencianas, llegó el momento de disputar el Campeonato de Europa de División 2, que comenzó con un Sevilla Warriors que fue ganando confianza a medida que iban cosechando buenos resultados. Cuando llegaron a las eliminatorias definitivas, tuvieron que enfrentarse a equipos más fuertes. “Los jugadores rivales tenían experiencia y ya habían estado en campeonatos europeos en otras ocasiones. Para nosotros era prácticamente el primer año que ganábamos partidos. Digamos que asustaba”. A pesar de ello, Sevilla Warriors confió en que podía ser posible lograr una hazaña y los jugadores no bajaron los brazos en ningún momento. Tal fue así que se plantaron en la final. La última piedra en el ilusionante camino hacia el trofeo sería el Münster Marauders alemán, al que ganarían por 160 a 90 para de esta manera alzarse con el título tras una histórica temporada.

Cómo formar parte de Sevilla Warriors

El quidditch ha venido para quedarse, en especial tras los éxitos cosechados por Sevilla Warriors en esta campaña. Este es un deporte de equipo que está en expansión. Por este motivo, el club anima a todo aquel interesado en probar esta experiencia. Solo hay que ponerse en contacto con ellos a través de Facebook o Instagram (@sevillawarriors). Cabe destacar que la mayoría de los entrenamientos tienen lugar en Los Escolapios, aunque en ocasiones también se desplazan al Parque del Alamillo. Por último, es mencionable que Sevilla Warriors no hace distinciones en cuanto a la edad para entrar a formar parte del equipo. Anabel explica que “Cualquier interesado puede venir a probar. Solo tiene que ponerse en contacto, sin que la edad sea un impedimento. Estamos abiertos a cualquier persona. Tenemos desde universitarios a gente que acaba de terminar la carrera y casados con hijos. Sin embargo, en el campo y fuera del campo no se nota esa diferencia de edad, somos una piña”.

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