Autora: Lola Rodríguez Cortés
Ya lo han borrado, duró poco. Pero el grotesco árbol en contra del patriarcado que puso el feminismo radical en la puerta del Mercado de Montequinto es otra de las chifladuras que caben en la ética y la estética del Arte contemporáneo. ¿Violencia vicaria? Extraña palabrita para definir que la maldad, la desesperación y la locura en las relaciones humanas viene sólo de una parte. Qué ceguera, que hartazgo y que arrogancia tan obtusa es el convencimiento de que los otros son los malos. ¿Siempre? ¿O estamos ante una trola tan grande como la obra de arte conceptual? Las nuevas ideólogas que mueven los hilos de esta extraña lucha por la supremacía sobre los hombres olvidan que ellas tienen libertad para defender sus ideas gracias a esa Cultura Patriarcal que aquí ha evolucionado y asume los movimientos que mueven el curso de la Historia. Un logro sociológico sólo posible por esta parte del mundo pues bien sabemos cómo se las gastan en otras latitudes.
Nunca, en ninguna pelea, se consigue más por las malas que por las buenas y al ritmo de vértigo que va la cosa, con tantos extremos en todas partes, parece que la tila se ha puesto de moda… Mi amiga Patria, gerente de Nazagarden, me ha regalado una maceta para el arriate de finas hierbas que quiero sembrar cuando pasen los fríos. En medio de este ritmo compulsivo que nos imponen para comprar y comer y usar y tirar consuela observar que la tierra que ahora duerme siempre despierta con el milagro de la espiga para el pan y la delicada belleza en la efímera flor del magnolio. Asidua lectora de estos artículos y asiduos nosotros a las maravillas de su vivero, Patria llamó por mucho tiempo con un mote a José María y el día que nos vio pagando juntos cayó en la cuenta: ¡Ah! El hombre de la bici y la mujer del periódico… Pues sí. Ahora siempre sale del mostrador y nos abraza porque el afecto es mutuo desde que le dediqué mi libro con las palabras que suelo poner a todos los lectores. Deseo que encuentres en estos versos el corazón de una mujer que lucha por lo que ama… Vio la luz en un lugar de espigas y de maíces, de olivos verdes y grises, de esos que llaman rural. La niña lleva recuerdos escondidos en su mente que alimentan su querer por su pueblo, por su gente. El padre con su labranza, la madre con sus labores y aquel patio de su casa que rebosaba de flores. (…).
En esta frontera entre dos tiempos que siempre nos parece un fin de año se impone hacer balance del que se va y saludar al que llega con esos nuevos proyectos que tienen el color de la esperanza. Para este 2023 ya, sin más rodeos, quiero publicar “La voz de las estatuas”. Un libro de relatos sobre los grandes iconos de la Historia del Arte que ya está terminado pero lo miro y remiro con lupa para una edición muy cuidada. Nada de prisas. Será estupendo compartir otra obra con los amigos que la esperan. Ellos y ellas son el estímulo constante que me anima a seguir escribiendo cuando compruebo que mi intención de transmitir los saberes da sus frutos en la muy investigada y trabajada prosa y en el relámpago de inspiración que siempre es el verso. El admirado Manuel Rivas nos habla del lenguaje también ecológico de la poesía. Dice que las palabras han de clamar por el cuidado de la tierra en lucha contra la contaminación que traen los excesos porque la voz del poeta es como la esponja de todas las memorias.
Una de esas amigas que espera mi nuevo libro es Mari Carmen. La conocí en un balneario y enseguida conectamos por la mutua pasión lectora pero lo que más nos une es el plano espiritual que encontramos en la lírica. Experta en teología, el pasado día 14 yo estaba inmersa en otras tareas pero ella, como no, me recordó a San Juan de la Cruz: Pastores los que fuerdes allá por las majadas al otero… Qué bien se yo la fonte que mana y corre aunque es de noche. Esta profesora de religión me tiene bien informada de las Antífonas a la Virgen María y del significado de los colores en las cuatro velas de la corona de Adviento: la morada es la vigilia, la verde la esperanza, la roja la alegría y la blanca la luz del Nacimiento, la Nochebuena, la presencia de Dios.
Nuestra amistad quedó sellada por el claro resplandor de aquella noche de estío, tan limpia y tan serena, tan prodigiosamente maga. Pasada la cena subimos en grupo a la cima del monte para acercarnos más a las estrellas infinitas que visten de plata el manto azul del cielo en la Sierra de Béjar. En esos momentos se acaban las bromas y la gente, de forma instintiva, guarda un silencio casi místico tal vez sobrecogida por lo mucho que contempla a la luz de la luna. Son esas ricas vivencias donde parece que el tiempo se para y si se va… que se vaya. Una inmersión en lo sublime que te ofrece la madre naturaleza y te llena de algo nuevo tan poderoso e inefable que se te mete en los adentros y te acompaña siempre. Allí me pidió la teóloga que recitara un poema: anda, no te cortes que lo estamos esperándolo… y me salió del alma mi íntima y particular oración a Jesús con su cruz: Eran las del alba, el Señor se para y Sevilla entera le reza y le aclama. Por la brisa en brumas de la madrugada lleva el Gran Poder la cruz a la espalda: una mujer llora. Un hombre le canta.
Gracias a la vida que me ha dado tanto son los versos de Violeta Parra que le escuché tantas veces a Joan Báez en mi viejo disco de vinilo… Gracias siempre por esas pequeñas-grandes cosas que nos regala la bendita rutina mientras nos duele que los campos de Ucrania se llenen de minas y que la Paz del mundo parezca inalcanzable. Gracias también por la Música, esa revelación que fue para Beethoven mucho más alta que toda la filososofía. Un abrazo fraternal a todos los lectores de El Quinto me dijo Juan Rodríguez Romero al final del ya clásico Concierto de Navidad que nos ofrece la Camerata Austriaca de Linz en nuestra parroquia. Y gracias un año más a la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Dos Hermanas por hacerlo posible. Mis mejores deseos para el año que empieza y una sonrisa cómplice a todos los que llegan hasta aquí leyendo este mensaje de Amor y Paz que hoy termina con un poema.
No la olvides (fragmento)
En las tardes lluviosas, tan húmedas y frías,
cuando el viento susurra lamentos y agonías,
deja sitio en tu vida para la poesía.
En las cálidas noches de estrellas encendidas
cuando la madrugada se llena de sonrisas,
deja sitio en tu vida para la poesía.
En la dura faena que haces todos los días
y en los ratos de ocio, de dulce algarabía,
deja sitio en tu vida para la poesía.
Si ves que no se cumplen los sueños que tenías
y nadie te ha traído lo que te prometía,
ahuyenta los pesares con fantasía,
deja sitio en tu vida para la poesía.